4. Consejos sobre cómo usar el metro

por John Dennis Clarkson*

Aunque la red es sencilla, estarás un poco asombrad@ las primeras veces que la utilices. De hecho es difícil perderte en ella. Y si por casualidad te equivocaras de dirección, puedes bajar en la siguiente estación y cambiar de trenes sin tener que pagar de nuevo. Así que descuídate y disfruta el viaje.

El horario del metro es:

días laborales: desde las 5:00 hasta las 24:00;

sábado: desde las 6:00 hasta las 24:00;

domingo: desde las 7:30 hasta las 24:00.

Cuando entres al metro, verás una taquilla. Allí compras tantos boletos como quieras. Cuesta $2.00 M.N. ($0.18 U.S. o €0.15) cada uno, lo cual hace al metro del D.F. el más económico del mundo. Entras a los andenes a través de torniquetes a los cuales introduces el boleto. El torniquete no devuelve el boleto cancelado; viajarás sin recibo o ninguna prueba de que hayas pagado.

Cada línea va en dos sentidos, los cuales se indican con los nombres de las estaciones de las terminales. Por ejemplo, después de pasar por los torniquetes de la Línea 1, verás letreros que te guían hacia “Dirección Observatorio” o “Dirección Pantitlan”. Si te diriges a las terminales, consulta uno de los mapas de las líneas que se encuentran por todos lados de las estaciones. Si no los ves, seguro que habrá uno en la entrada de los andenes. Te darás cuenta de que cada estación no sólo tiene nombre, sino también un símbolo o ícono. En cada vagón hay un gráfico de la línea con los nombres e íconos de las estaciones. En cada parada los verás también. En pocas líneas se anuncia la próxima parada. ¡Ves que sí es dificilísimo perderte en el metro!

Una vez que hayas determinado la dirección que te conviene, sigue hasta los andenes. En las plataformas verás una línea o raya amarilla paralela a la vía de los trenes. Debes quedarte atrás de ella hasta que se bajen los pasajeros. Bueno, así es en teoría. De hecho, durante las horas de mayor demanda, en cuanto se abran las puertas del carro te lanzarás encima de la gente, empujando, jalando y dando codazos para entrar a tu vagón– todo con una sonrisa y un “con permiso” por supuesto. Al bajarte, repetirás el proceso para que te dejen salir.

Si tienes que cambiar a otra línea, baja en la estación donde las líneas se cruzan y sigue los letreros que anuncian “Correspondencia”. Cuando llegues a tu destino, verás señales que te guiarán hacia la salida. En las paredes cerca de las salidas hay mapas para que te ubiques acerca de los alrededores.