Desde el 26 de octubre de 2001, cuando el presidente
George W. Bush firmó la Ley Patriota, la cual se hizo ley desde entonces, el
gobierno de los Estados Unidos tiene la autoridad de espiar a los ciudadanos
americanos o a cualquier persona que viva en los Estados Unidos, a poner un
micrófono en su teléfono, revisar sus correos electrónicos o examinar los
libros de la biblioteca que haya sacado sin decirle nada.
Si el gobierno sospecha que usted es un terrorista
–lo que tiene una definición muy amplia– usted podría ser vigilado por el FBI y
terminar en la cárcel sin abogado y sin la posibilidad de comunicarse con su
familia.
¿Qué es un terrorista? Según el Procurador de
Justicia, John Aschcroft, es una persona que "se comporta de manera peligrosa
hacia la vida, o que viola las reglas del país o del estado, o aquella persona
que parezca influir, intimidar o forzar un acto del gobierno".
Según esta definición, las personas que protesten
contra la guerra se pueden considerar "terroristas". Esta interpretación
también podría aplicarse a alguien que pertenezca a grupos peligrosos, como
Al-Qaeda, pero también a inocentes. Por ejemplo, en Denver, Colorado, los
miembros de un grupo que se llama El Comité de Amigos y Servicios, compuesto
por cuáqueros –un grupo religioso pacifista–, fue incluido en la lista de los
sospechosos violentos.
Le comenté esto a una mujer de San Antonio, Susan
Ives, quien pertenece al Centro por la Paz, y me dijo que la Ley Patriota ensanchará
la definición de terrorista. Actividades que eran legales ahora podrán ser consideradas
amenazadoras. Además, el gobierno tiene acceso a nuestra información muy
personal, incluso documentos de banco, del médico y de alimentos.
Además, si usted protesta contra la guerra o, más
increíble, si usted almuerza con un amigo del Medio Oriente, sonría, su rostro
podría estar en la cámara del gobierno.
Esta paranoia ha dado por resultado una reacción
muy violenta contra esta ley. Más de cincuenta ciudades en los Estados Unidos
han aprobado resoluciones en contra de esta ley. Estas resoluciones también
alientan a que la policía y las autoridades hagan lo posible por no cumplir
leyes que van en contra de la Constitución de los Estados Unidos.
¿Cómo se aprobó esta ley? Bueno, pocas personas
prestaron atención cuando esto se firmó. Ocurrió sólo seis semanas después del
11 de septiembre y los Estados Unidos tenían miedo y estaban conmocionados.
John Ashcroft se aprovechó del estado emocional y esperó a que nadie lo observara
o se le opusiera. Todo esto en nombre de la Seguridad Nacional.
Pero la Ley Patriota, cuyo nombre es irónico,
quita fuerza a la Constitución, resucita la histeria de los años cincuenta
contra los comunistas o alguien que pudiera ser sospechoso de ser miembro de
ese partido. Este tipo de histeria, por ejemplo, permitió al gobierno de los
Estados Unidos confinar a los alemanes o japoneses en campamentos durante la
Segunda Guerra Mundial.
Para mí, como periodista, en el pasado podía tener información sobre el
gobierno; por ejemplo, si quería investigar acerca de la contaminación
alrededor de una instalación del ejército, como las bases Nelly y Brooks en San
Antonio, podía pedir los documentos sin problema. Sin embargo, esta posibilidad
de obtener información libre no tiene vigencia ahora, porque el gobierno puede
rechazar mi petición con base –otra vez– en la seguridad nacional.
Es mi derecho, y el de todos los estadunidenses, disentir de nuestro
gobierno sin castigo. Disentir es patriota y ésta es la razón por la que los
soldados están luchando en Irak. Si la Constitución sale lesionada cuál es la
razón de hacer esto, obviamente no es conseguir la libertad en los Estados
Unidos.
En fin, espero que en el futuro los ciudadanos reflexionemos sobre esto.
* Estudiante del séptimo nivel de Español,
EPESA-UNAM en San Antonio, Texas, EUA