Me he enterado
que una gran cadena estadounidense de supermercados tiene la intención de
extenderse a un pueblo del estado de Michoacán, México. Ante esta noticia, mis
compañeras de clase y yo hemos reaccionado con horror y rechazo.
Tradicionalmente,
ése ha sido un pueblo de tiendas pequeñas y calles tranquilas. Creemos que esa
empresa no se amoldará a ese carácter. En ese lugar, los pobladores están más
acostumbrados a que la compra sea una experiencia social, además de una
oportunidad para charlar con los amigos y vecinos y no debe volverse una
excursión por un sitio industrial.
Es verdad que
los habitantes de ese poblado podrían aprovechar los precios rebajados; quizá
aumente la cantidad recibida en el ayuntamiento por concepto de rentas
públicas, pero estas ventajas exigen pagar cierto precio: trabajos mal pagados
(esto es lo más importante de tomarse en cuenta) y por parte de proveedores estadunidensess,
la pérdida de mercados debido a las políticas avariciosas de esta empresa.
Una amiga mía,
conservadora y gran defensora del sistema capitalista, expone a Sam Walton como
caso auténtico del éxito de este sistema, pero esta afirmación parece no hacer
caso de los daños que ha provocado la monstruosa excrecencia de esta cadena de
tiendas: daños a pequeños comercios y a empresarios menores que desempeñan un
papel central en la economía y la sociedad locales.
Me interesaría
saber si las autoridades michoacanas están examinando este asunto con cuidado y
en atención a los intereses de los ciudadanos. Creo que un asunto tan
importante para esa comunidad debe someterse a referéndum.
* Estudiante
estadounidense, Avanzado
1
UNAM-ESECH en Chicago, EUA
El dueño del cerca del junto, fragmento del vitral realizado en técnica de vitrofusión. Propuesta plástica de Enrique Dufoo Mendoza. Foto: Emma Jiménez Llamas.