La comida
La primera vez que
regresé a Francia, mis amigos me preguntaron si había comido el famoso chile
con carne. Les dije que no, lo vi en pocos menús en realidad, quizás es más un
platillo de Texas o del norte de México. Les describí cómo me gustan los tacos,
los burritos, los chiles poblanos con queso y, sobre todo, el sabor de los
aguacates, que no tiene nada que ver con el que conocía en Francia. Aunque la
comida mexicana me gusta, no puedo comerla diario porque es bastante grasosa.
Desde el principio me sorprendió mucho que la gente coma pocas cantidades, pero
todo el día. Ya sea en los peseros, en la calle o en otros lugares la gente
está comiendo y bebiendo. Una vez, al principio, vi a un taxista comerse una
paleta, lo miré mucho porque en Francia sólo los niños comen paletas.
Las fiestas
En México se improvisan mucho las fiestas. Se puede
invitar a cuarenta personas sólo dos días antes de la fecha prevista, por
ejemplo, del jueves para el sábado. La primera vez me pregunté cómo iban a
organizar la fiesta sin saber realmente quién iba a venir, porque no sabían qué
cantidad de comida preparar, tampoco cuántas bebidas comprar. Finalmente vi que
era bastante fácil organizar una invitación para tantas personas, porque
solamente hay que prestar la casa y regalar algunas bebidas y servilletas, ya
que cada invitado llega con bebidas y comida y todo sale muy bien. En Francia,
en general, las invitaciones para tanta gente se organizan mucho tiempo antes
de la fecha y se necesita saber más o menos quién va a participar para
planificar todo. Cuando hacen fiestas, los mexicanos ponen la música muy fuerte
hasta que las paredes de los vecinos tiemblan. En Francia la ley prohibe
terminantemente hacer tanto ruido.
* Estudiante francesa de Español IV
CEM Polanco, UNAM, México, D.F.
florence.jean-claude@wanadoo.fr