Lo que les contaré pasó el año pasado, más o menos
a fines de marzo y principios de abril. En el hecho también estuvieron
involucrados una de mis tortugas y uno de mis amigos.
Tengo dos tortugas que viven en una pecera en mi
estudio, en mi casa, donde trabajo por las tardes. Como a fines de marzo del
año pasado, una de ellas empezó a tener unas contracciones muy fuertes. Dado
que esta tortuga había estado muy enferma en el pasado, pensé que su pneumonía
había regresado y que sentía mucho dolor por eso. Traté de contactar el
veterinario para que me aconsejara, pero no me fue posible encontrarlo.
Después de varias contracciones, ya no sabía yo qué
hacer para aliviar el dolor de mi mascota. Dividía mi tiempo entre asegurar sus
patitas en el momento de las contracciones y hacer mi trabajo. En un momento
dado paré de trabajar para consolar a la tortuga y fui después a la cocina a
comer. Cuando regresé… ¡sorpresa! Había un objeto blanco de forma ovalada dentro
del agua que no podía identificar. De inmediato saqué a las tortugas de la
pecera y llamé por teléfono a uno de mis amigos para que viniera a ver qué
objeto era aquél.
Cuando mi amigo llegó, me dijo: ¡Esto es un
huevo!
No sabía como expresar mi alegría. ¡Mi tortuga
había puesto un huevo! ¡Ya era una tortuga adulta!
Al final puso como ocho huevos y este año ya se
está preparando para la próxima puesta.
* Estudiante brasileña de cuarto nivel
CEPE-UNAM,
México, D.F.