El destino
por Žanna Hramova de Vega*
Mis papás se amaban
muchísimo. Mi mamá siempre se preocupaba por mi papá porque él tenía algunos
problemas de salud, no podía caminar fácilmente y tenía que someterse a una cirugía
aproximadamente cada diez o quince años.
Cuando vino el año de la cirugía
mi mamá compró un seguro médico para él, para que pudieran gastar menos y
cuidarlo mejor. En dos meses él iba a tener su cirugía y mis papás decidieron
que para él era mejor estar en casa y cuidar su salud. Cada vez que mi mamá iba
a trabajar, él la esperaba con gusto.
Una vez mi mamá decidió
limpiar una falda negra que ya no se había puesto hacía muchos años; mi papá la
miraba con atención mientras ella sacaba su falda del clóset. Mi papá a veces
en la noche prendía velas, que en mi país se usan en los funerales. Un día él
decidió limpiar su recámara y arreglar sus cosas, que ya parecía que nunca iba
a poner en orden.
A los pocos días él murió.
Las cosas que habían pasado antes de que él muriera era como si prepararan a mi
mamá y también a mi papá a que iba a pasar algo triste. Después fue el funeral
y los días de duelo cuando uno pone la comida para alguien que muere. Mi mamá
puso la foto de mi papá y cerca de ella la comida y la bebida. Al día siguiente
ya no estaban la comida y la bebida.
* Estudiante letona de Español
Intermedio 1
CEPE-CU, México, D.F.
Žanna Hramova de Vega