Esclerosis múltiple
María de los Ángeles Andonegui
Ilustración: Paz De la Torre |
El cuerpo no responde,
los músculos se relajan demasiado,
se pierde el sentido del gusto,
se olvidan los días,
no existe una agenda mental,
los recuerdos se agudizan,
pero no hay más aventuras futuras
para relatar en el futuro.
El cuerpo se vuelve un tallo de flor
que se quiebra,
las hojas se ponen ocre,
la dicha es color ocre,
un bastón no es suficiente,
el sentido de la vista se nubla,
los pensamientos se nublan,
mas la existencia continúa
como lucha frente a la depresión,
así es el mundo del enfermo,
así es el mundo del tallo
que se dobla,
la vida duele,
pero hay que callar,
tal vez el silencio
ayude a que la carga del cuerpo
sea menos densa.
(Parte II)
El cuerpo no responde
aunque la mente
le dicte lo contrario.
El cuerpo no se equilibra
y se dobla hacia algún lado.
En el rostro
se acentúan las ojeras
y las manos impacientes
rasguñan el muro
en busca de equilibrio.
Esta guerra de vivir,
este vivir en la guerra,
¡oh Dios! No dejes
que el cuerpo
amanezca en una silla de ruedas.
Señor, no quiero ese cuerpo.
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* Profesora de Español
CEPE-UNAM, México, D.F.