El maravilloso chile
Edith Salazar Robles
Hablar hoy de cocina mexicana es hacer alusión a los alimentos tradicionales del México prehispánico.
Ingredientes como el maíz, el frijol y el chile siguen siendo la base de la alimentación de muchos mexicanos. Algunos opinan que la cocina mexicana es muy rica por la infinidad de platillos que existen, teniendo como base cualquiera de estos tres elementos básicos. Otros dicen que es una de las más dañinas a causa, principalmente, de nuestro condimento estrella: EL CHILE.
El uso del chile se remonta a un periodo anterior a la llegada de los españoles. De hecho, se dice que los chiles fueron una de las primeras plantas cultivadas en México, aún antes del maíz. Los indígenas no sólo lo utilizaban en la cocina, sino también en la medicina para curar la tos, facilitar los partos, curar las enfermedades de los oídos y, aunque suene increíble, las del aparato digestivo.
El picante del chile es único. Aun los españoles que participaron en la Conquista, acostumbrados ya a la pimienta, afirmaron que el picante acompañaba mejor a la carne y al pescado. Y fue así como este condimento llegó a Europa, convirtiéndose en un ingrediente esencial de algunos platillos europeos (los chorizos de España, el goulash de Hungría, el ratatouille de Francia...).
Existen varios tipos de chiles, los cuales se dividen en dos grandes grupos: los chiles frescos (jalapeño, serrano, cerilla, habanero, poblano, chilpalla, largo... la lista podría continuar) y los chiles secos (ancho, pasilla, guajillo, de árbol, piquín, mulato, colorado...). Algunos tienen el picor más fuerte, como el habanero, que otros, como el poblano. En ocasiones constituyen la base del platillo (en el mole, los chiles secos) y en otras son sólo adornos (el chile morrón).
El comer chile es una sensación casi indescriptible para mí. Desde que se introduce a la boca se siente cómo el calor natural de esta planta se extiende; es como si comiera fuego. Hay personas a las que no les gusta enchilarse; a mí sí, me encanta. Me gusta sentir cómo las lágrimas se me escurren, cómo los oídos están a punto de reventar, ese inevitable "ssss" aspirado, durante algunos minutos. Después de varias probaditas de sal o de varios tragos de agua... desaparece y estoy lista para hacerlo una vez más. ¡Ah! pero hay algo aún más "divertido" en el momento de estar enchilado: tomar un trago de Coca-cola bien fría o un trago de café bien caliente, ese es un remedio muy eficaz para aquellos que sufren de sinusitis.
Si un día alguno de ustedes quieren probarlo, ¡ADELANTE!, sean valientes como buenos machos mexicanos, espero que no tengan consecuencias graves en el estómago o en alguna otra parte del cuerpo...