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Un problema de autoridad

 Julien-Gabriel Charlopin

Ilustración: http://www.kulturcritic.com/Announcements.html

La globalización, las diferentes revoluciones políticas y sociales han provocado una suspicacia crónica contra la idea de autoridad.

Un mundo perfecto debería funcionar sin autoridad, gracias a una autorregulación y a la responsabilidad del ciudadano viviendo en democracia y, por eso, celoso de su libertad.

Se puede entender este comportamiento al ver la historia de nuestras civilizaciones, desde el nacimiento de la noción de individuo, totalmente contraria a las sociedades anteriores monárquicas y católicas, hasta la creación de estados totalitarios que promovieron el grupo en detrimento del individuo. De esta historia, se ha connotado la palabra autoridad de la idea de violencia y ausencia de libertad.

Además, actualmente la sociedad capitalista halaga al consumidor sobre su libertad ilusoria de existir y escoger para consumir. Todos los días, la publicidad en la televisión o en la calle sugiere que poseemos el poder, ya que podemos decidir comprar o no.

En efecto, el individuo recela de la idea de autoridad, que percibe como una amenaza a su independencia, a su libertad. Pero es interesante leer el libro llamado "La Crisis de la Cultura", de Hannah Arendt, en el cual insiste sobre el error semántico que consiste en asimilar el medio a su meta. En muchas sociedades inestables e inicuas, sólo la violencia permite afirmar su autoridad, por eso la autoridad, que es la meta, se asimila a la violencia, que es un medio.

La verdad es que, en estos casos, la violencia sustituye a la autoridad, es decir, la falta de autoridad crea la violencia como única manera de imponer un orden.

Al contrario, la autoridad que se basa en el respeto y la confianza genera la paz entre las personas. No es un poder violento, sino un hilo entre dos actores: un autor, la persona que inicia, que anima unas ideas, una sabiduría con base en su experiencia, su vida, su riqueza personal, etcétera., y un deuteragonista, que recibe y reconoce la importancia y el valor de lo que dice el autor, que se vuelve autor por eso mismo. Este reconocimiento se funda sobre la sabiduría común de una sociedad que llamamos CULTURA.

Una sociedad anarquista o individualista que niega la autoridad genera solamente violencia. Otra vez, cada palabra tiene su sentido, confundir esto es el inicio de una propaganda de sicofanta. No es posible confundir sin manipulación autoridad y autoritarismo, igualdad e identidad. Somos iguales, pero diferentes; de esto nace la libertad y la autoridad, tan importantes en nuestro mundo, aunque hoy todavía triunfa el autoritarismo y el imperialismo de la plata.

En síntesis, la autoridad permite contribuir individualmente al desarrollo del grupo. Es un dialogo o intercambio perpetuo entre un individuo libre y un grupo que genera unas reglas para convivir. Cuando se rompe o no existe esta interacción, empieza la violencia.

Así puedo entender el problema en México: no hay autoridad que permita la creación de una sociedad unificada. Fundamentalmente es un problema de cultura común, no hay una historia en la cual se reconozcan los mexicanos, sino unas historias, explotadas por diversos grupos, de los orígenes del ciudadano mexicano y de sus relaciones conflictivas.

Para terminar, el equilibrio en la sociedad mexicana nacerá cuando haya realmente este intercambio entre el individuo y la sociedad, las historias personales y los mitos colectivos.

 

Autoritarismo
Individuo -------------------> Sociedad
Totalitarismo
Individuo <------------------- Sociedad
Autoridad
Individuo <-------------------> Sociedad

* Estudiante francés de Intermedio 2
CEPE-CU, UNAM, México

superkikite@hotmail.fr