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Una anécdota divertida

por Yosun Ozkan Ipek*

Una anécdota divertida

Mi sobrino tenía cinco meses y un día estábamos todos comiendo. Mi papá estaba con mi sobrino, cuidándolo.

El teléfono de mi papá empezó a sonar pero él no respondió. Un minuto después, su teléfono sonó otra vez, y dos minutos después, otra vez. Por fin decidió contestarlo.

Era el banco, que quería darle información sobre algo; mi papá se enojó muchísimo. Nos echamos a reír cuando escuchamos su respuesta gritando: "¡Soy un abuelito y tengo responsabilidades! ¡No me llamen más!"

Foto de la autora 

*Estudiante de Turquía, Español 5
  CEPE-CU, UNAM, Ciudad de México


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