Anécdotas, crónicas y cuentos
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Sólo un sueño
Esa mañana al despertarse, giró la cabeza y ahí estaba ella, se vieron un instante y le sonrió. Pero esta vez algo fue distinto, ya no era aquella sonrisa sincera, dulce y amable con la que siempre lograba convencerlo de hacer lo que ella quisiese, ahora era una sonrisa hipócrita y burlona. Una sonrisa falsa que le daba repulsión, le molestaba. Debía matarla. (...) Continúa leyendo...
El viaje a otro mundo
Cuando llegó a la isla, se emocionó bastante por su bella naturaleza. Después de dejar sus maletas en el hotel, corrió viendo el paisaje y se encontró un camino chiquito con muchos árboles para entrar en una montaña profunda. Aunque ella tenía miedo por la oscuridad del camino, entró en la montaña. Llegó arriba y disfrutó el paisaje maravilloso en el que se podía ver el mar con un color increíble.(...) Continúa leyendo...
Pom, humo aromático
-¿A dónde vas? -preguntó mi hijo Alejandro Junn abk'u al ver que, alrededor del mediodía del domingo 21 de febrero, me disponía a salir de la casa con mi cámara fotográfica. Al explicarle que iba a la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel de la UNAM en busca del material de mi tarea para la última clase de Crónica Literaria, sonrió y, mientras se acomodaba las calcetas blancas, con cierta dosis de broma y burla, me lanzó su última pregunta.(...) Continúa leyendo...
Princesa
Princesa no podía correr tan rápido como Sally; aunque ella quería, no estaba lo suficientemente grande o fuerte. Esto la ponía muy impaciente, realmente quería ser grande.(...) Continúa leyendo...
El sendero
Transcurrían los años que no se pueden contar, hasta que Curicaueri abrió sus brillantes fauces, emitiendo un sonido tan bajo que sólo los mismos dioses podrían haberlo escuchado. Así fue como el Dios conoció el hastío. Al entender la causa del sonido Curicaueri decidió delegar las tareas que le causaban tanto aburrimiento, dedicándose a la creación del hombre. El Dios pensó en una solución y creó un astro que durante toda su vida no pararía de trabajar, así realizaría los quehaceres que al él le causaban tedio.(...) Continúa leyendo...
Ese día que no festejé a la Muerte
Antes de contar mi dos de noviembre de 2015, tengo que advertirles que no hice nada al respecto. Ni visité unas tumbas en un cementerio. Bueno, sólo vi una de lejos. Ni vi las mega ofrendas. Contratiempos me lo impidieron. ¿Significaría que la muerte estuvo ausente ese día? No(...) Continúa leyendo...
Exotismo danzado
Siempre era su sudor sobre mi sien el que corría primero. Las primeras gotitas se deslizaban muy despacio hasta media mejilla. De ahí, decidían unir fuerzas y llegaban juntas hasta mi cuello rodando suavemente el resto del recorrido sobre mi piel. De nada hubiese servido un pañuelo o una toalla; después de un tiempo en actividad es inevitable la secreción salina por los poros que van cada vez más dilatados. Además, este tipo de prácticas rara vez se disfrutan en seco. El calor húmedo aumenta entre más parejas haya que también se dispongan al asunto. Algunas veces los otros están tan cerca que el choque repentino nos saca del trance al que nos zambullimos muy de vez en cuando -cuando encontramos una buena pareja.(...) Continúa leyendo...
Tianguis: La güerita
Güera, güera, güera, ¿Qué va a ser, preciosa? La invitación sospechosa viene de un busto pintado de sudor y frutas. Una m ano desconocida me pasa un pedazo de mango, cocido bajo el sol del Sahara. Pruébelo, güerita, sin compromiso. La fruta entra por mis labios resecos y su caliente dulzura agria remoja mi lengua. Dos kilos, por favor. Saboreándolo me digo, están buenos y empiezo a desear la siguiente mordida.(...) Continúa leyendo...