Flores de Nieve, Revista de estudiantes y profesores de español
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Revista electrónica editada por estudiantes y profesores de español y áreas de cultura de:

Educación y Culturas

La doble apariencia o la doble negación del ser

por Julien-Gabriel Charlopin*

Pertenecer a un grupo social dado implica adaptarse a las reglas que lo organizan, lo estructuran, respetando el código reconocido y aceptado por todos. Tal vez su conocimiento y su aceptación forma parte esencial de lo que conocemos con el nombre de CULTURA.

Esta aceptación representa un sacrificio real de parte de cada individuo, ya que significa limitar la libertad de los miembros en nombre del grupo. Lo que llamo una pérdida del SER para la apariencia de una convención social artificial, o sea que cambia según el país y la época en los cuales se encuentran. En este momento de reconocimiento real o virtual preciso se establece en la mente del individuo la diferencia entre APARIENCIA y SER, lo personal y lo cultural, aunque, como vamos ver más adelante, la globalización tiende a hacer desaparecer esta diferencia.

En efecto, a partir de una cierta edad en el proceso de desarrollo intelectual, pasamos por algunas fases constituyentes de la identidad: en primer lugar, la afirmación del SER; por ejemplo, los niños que dicen NO a todo; más tarde la afirmación de la APARIENCIA, durante la preadolescencia, que aparece con la necesidad de comprar solamente ropa de marca y un cierto conformismo en las ideas, que generalmente son las de la mayoría del grupo; hasta el conflicto a veces violento de la adolescencia entre ser y apariencia. Hay que decir que no existe una edad fija para todas estas etapas, es algo propio a cada uno, según su carácter y su entorno.

Dicho esto, es muy común hoy en día criticar sistemáticamente la apariencia como algo artificial, que impide la emergencia de una identidad propia. Así se plantea la crítica de la televisión, la cual impediría un desarrollo intelectual normal del niño, ahora adulto, al contrario de la defensa exagerada del papel de la lectura. La televisión, mundo de la imagen, de la escenificación de la vida, del código social y de la pasividad, al contrario de la lectura, mundo de la escritura, del código lingüístico y de la conceptualización. Pero finalmente no importa el medio, sino la finalidad de ver la televisión o leer. La APARIENCIA no vale más o menos que el SER, depende el contexto, el significado y los prejuicios.

Claramente se puede entender esta crítica por el abuso de la APARIENCIA en nuestro entorno cotidiano, es decir, por la repetición y la valorización de un código normativo como referente imprescindible, si no esencial, en la sociedad de consumo, lo cual tiene un papel social central y permite además halagar el ego del ciudadano consumidor. Aquí se mezcla SER y APARIENCIA. Todos los días sucede esta mistificación que consiste en hacer creer a todos que nos están hablando a nosotros únicamente y a ningún otro, que nuestro SER no es una APARIENCIA. Hay que leer los anuncios publicitarios en la calle: usan exclusivamente el imperativo y la segunda persona singular TÚ. La realidad es muy diferente, ya que les dicen lo mismo a todos, en el mismo momento; el contenido del mensaje se reduce a lo general, a la parte mínima común de referencia. En paralelo, la forma del mensaje utiliza todas las armas de la seducción, para esconder la nada del mensaje, a la manera de Tartarin, de Tarascon [1]. El ejemplo político ilustra exactamente este abuso de la forma en detrimento del contenido, de la seducción en detrimento de la razón. Hablar con todos equivale a hablar con nadie, solamente desempeñar un papel, a la manera de un monólogo que se pretende un diálogo, es decir, durante el cual una sola persona habla y los demás escuchan, opinando o rechazando, como en el anfiteatro de la Roma antigua, mientras votan o compran el paquete de jabón. SER es PARECER.

Ahora que hemos visto la diferencia entre APARIENCIA y SER, y que reconocemos el papel de ambos en el funcionamiento de la sociedad, hay que aclarar lo que significa "la doble apariencia". Entendemos por doble apariencia la ambigüedad para el extranjero entre lo que conoce de su propio país, el primer código social, la apariencia original y la apariencia del país extranjero. La relación entre estas dos puede ser conflictiva o no, pero necesita al menos una adaptación por parte del extranjero, ya que el papel social y sus implicaciones en la vida cambian mucho de un país a otro, y eso implica un cambio profundo del SER acostumbrado a una apariencia dada, que se vuelve una doble apariencia, una apariencia con doble rostro. Muchas veces le molesta a la gente que sea directo o que me burle de México, pero es parte de la cultura francesa, de la apariencia de mi país. Leí un poema hace algunos días, para el día de los maestros, y como muchas veces tuvimos un problema con el material, empecé a bromear de México diciendo que estábamos felices en México, aunque no todo funcionaba perfectamente; en el mismo momento en que lo decía escuché un rumor crítico en el público. Todavía no puedo controlarme, tal vez no quiero. Pero muchas veces (por la doble apariencia) no digo nada o trato de ver lo positivo en cualquiera cosa. Puedo hablar también del hecho de que nos toquemos mucho en Francia. Una amiga de clase nos dijo que los franceses ocupan casi el primer lugar en cuanto a contactos físicos entre las personas. Claramente estos no existen en las culturas asiáticas, pero le expliqué a una amiga mía japonesa que en mi país es muy común acercarse a sus amigos y tocarse las manos, abrazarse para saludarse como en México; lo entendió y lo aceptó (doble apariencia). Seguramente lo acepta de mi parte, pero sería totalmente diferente con otro japonés.

Cabe pensar que esta reestructuración no se logra a corto plazo. Se hace obligatoriamente y, para mí, de manera negativa, es decir, equivale a negar algo de su cultura original, a asumir su diferencia dentro del grupo social extranjero, lo que a mí me parece casi imposible: el ser humano es un animal social, que busca por su naturaleza adaptarse al grupo en medio del cual vive.

Si se cree, como yo, que por abusar de la apariencia, la sociedad global niega el papel del SER, la segunda apariencia, la de la cultura extranjera, tiene también un papel al inicio negativo sobre el SER, que se revela enriquecedor al final de la reestructuración.

* Estudiante francés de Formación de Profesores

CEPE-UNAM, México, DF

superkikite@hotmail.fr



[1] Tartarin de Tarascon es el héroe de una novela de Alphonse Daudet; simboliza al falso-héroe, un Don Quijote a la francesa, un cazador de gorra, que se cree mucho cuando es más bien una persona común con una vida aburrida.

Flores de Nieve, Revista de estudiantes y profesores de español

Año 12, Núm. 25
Diciembre de 2010
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