Lenguas y Traducción |
¿Perdido en la traducción? Las dificultades de la traducción de las lenguas indígenas mexicanas al españolpor Marleen Folkerts* |
Malinalli
Tenépatl, la Malinche
o Doña Marina, era la amante de Hernán Cortés y una de las primeras traductoras
de las lenguas indígenas mexicanas, en su caso del náhuatl y el maya al español
durante la conquista. Su papel en la historia de México ha sido un caso
polémico, es decir, algunos mexicanos la consideran como la madre de la
población mestiza, pero otros la ven como una vendedora de la patria (aunque en
esta época no existía una patria o un pueblo mexicano unido, sino que había
enemistad entre algunos pueblos). La palabra malinchismo está relacionada con esta imagen de la Malinche como vendedora de la patria porque viene de la Malinche y significa la preferencia por lo extranjero. ¿Por qué provoca la Malinche reacciones tan
diferentes y tan fuertes? La traducción había sido usada para controlar y
"educar" a las poblaciones colonizadas. En el caso de México, el español iba a
dominar las lenguas indígenas durante siglos y sigue haciéndolo hasta ahora.
Además, en la época de la colonia el español y la traducción sirvieron en
general como instrumento para la cristianización de la población indígena. El
caso de la Malinche muestra que el español, por ser
instrumento de dominación, que para la población fue en general una experiencia
dolorosa, iba a ser parte de la identidad cultural de la población mestiza. Sin
embargo, la dominación de las lenguas europeas en la época colonial no es un
fenómeno excepcional, porque siempre han existido lenguas que dominan sobre
otras, es decir, antes de la llegada de los españoles, el náhuatl era la lengua
dominante en el centro de México. Durante y después de la época de la Colonia, se extinguieron varias lenguas
indígenas, y aunque la extinción es un proceso lingüístico normal, es posible
que por la dominación del español la extinción haya ido más rápido. Hoy día, el
número exacto de las lenguas indígenas es discutible por la dificultad de definir
qué es una lengua, así como por su naturaleza de desarrollo constante; sin
embargo, según el gobierno de México existen más de 62 lenguas indígenas en
México[1].
Algunas lenguas indígenas mexicanas son las siguientes: el náhuatl, el maya, el mixteco, el zapoteca, el tzeltal, el tzotzil,
el otomí y el totonaca. No sólo hay muchas lenguas
indígenas en México, sino que son muy distintas; tanto como lo son, por ejemplo,
el alemán y el chino. Las diferencias están localizadas en los sistemas
vocálicos, la morfología, el léxico, la sintaxis, la semántica y la gramática. En México, los hablantes de las lenguas indígenas están
marginalizados, es decir, en general son los más pobres, tienen menos acceso a
la salud, a la educación y a la justicia en comparación con el resto de la
población. Esta situación indica las huellas del colonialismo y se puede
definir como poscolonialismo. Este concepto no
implica que México esté en un tiempo después del colonialismo, más bien, que
las estructuras coloniales de poder todavía persisten[2].
En este artículo quiero demostrar que la traducción de las lenguas indígenas al
español es complicada, por lo menos por dos factores teóricos: la naturaleza de
una lengua, según las ideas de la lingüística antropológica, y el poscolonialismo. A continuación explico la naturaleza de
una lengua: La lengua La realidad social de los seres humanos está llena de significados y
la lengua es uno de los elementos más significativos de esta realidad y conecta
a los humanos con su entorno. La lengua es un sistema de signos que es
socialmente compartible, está gobernada por ciertas reglas y tiene como objeto
la comunicación. Una lengua no es homogénea; además, es capaz de desarrollarse
y cambiar. Una lengua está formada por factores internos y externos (por
ejemplo, el medio ambiente, el contacto con otras lenguas), y esos factores producen
diversas variantes de la misma lengua (dialectos), de tal manera que la lengua
forma una familia. Si las variantes cambian hasta un punto en el que los
hablantes de dos variantes distintas no pueden entenderse entre ellos mismos,
la variante deja de ser una variante y se convierte en una lengua. Por ejemplo,
el español era una variante, un dialecto del latín, y por factores internos y
externos se desarrolló tanto que en un momento dado se consideró como una
lengua distinta. Según Benjamin Lee Whorf (1897-1941), quien pertenece a la misma corriente de Franz
Boas (1858-1942) y Edward Sapir (1884-1939) —ambos
eran antropólogos, lingüistas—, las categorías gramaticales de una lengua
disponen la visión del mundo de los hablantes. Una lengua tiene patrones
lingüísticos que influyen en los sistemas conceptuales, es decir, la lengua
guía el pensamiento, o el entendimiento, y las experiencias de los hablantes. En
consecuencia, la lengua influye en las prácticas y creencias culturales[3].
La influencia lingüística en la cultura, el conocimiento y la cosmovisión no es
absoluta; los hablantes no son esclavos de su lengua, o sea, si los hablantes
no tienen un concepto en su lengua, no significa que no puedan inventarlo. En lugar de prestar tanta atención al aspecto estructural, como le
prestan Sapir y Whorf, en
la antropología lingüística de hoy existe una tendencia a enfocarse más en el
habla (el uso de la lengua) y los casos concretos de la comunicación
lingüística (por ejemplo, una conversación en particular)[4].
Según esta perspectiva, el hablante puede influir en
la lengua y la cultura cuando utiliza los recursos de una lengua. La
traducción En general, se pueden distinguir dos maneras de traducir un texto. Según
la primera manera, la traducción será muy rígida, literal; se traduce palabra
por palabra. Se considera el texto original como algo "sagrado" o "intocable" y
el traductor es impersonal e invisible. Esta perspectiva es tradicional y tiene
el fin de traducir objetivamente. La segunda manera implica que la traducción ponga más atención en las
ideas que se transmiten en un texto. Así, la traducción contiene más elementos
culturales, reconoce la subjetividad de la traducción y la mano del traductor
está más presente en el texto traducido. Y desde una percepción más extrema de
esta manera, la traducción es un acto de re-escribir o recrear, lo que
significa que el traductor está más presente. En otras palabras, la primera
manera es más lingüística, con el fin de traducir objetivamente y la segunda
contiene más elementos culturales y reconoce la subjetividad de la traducción. Un factor importante que complica la traducción, según la hipótesis de Whorf-Sapir,
es que muchas lenguas indígenas tienen una estructura lingüística diferente a
la del español, por eso una traducción literal sería imposible. Sería imposible
traducir literalmente entendimientos de la realidad diferentes, es decir, los
conceptos que fueron construidos por la influencia de las estructuras
gramaticales no tienen sus equivalentes en las lenguas hacia las cuales han de
ser traducidas. La atención que debemos dar
al contexto social, cultural e histórico en los eventos de la comunicación
múltiple, los datos que tenemos que
considerar durante la traducción, complican la traducción aún más y resulta más
clara la imposibilidad de la traducción literal o palabra por palabra. Al lado de las dificultades para traducir que plantea la perspectiva
antropológica-lingüística, la perspectiva del poscolonialismo
encuentra también dificultades en la traducción. La perspectiva del poscolonialismo señala que hay menos traducciones de las
lenguas indígenas hacia el español que al revés. Señala además que sólo se
traducen textos de una lengua indígena cuando corresponden a las ideas
preexistentes de los hispanos sobre esta lengua indígena, y que los escritores
de una lengua indígena prefieren un público de hablantes del español y por ello
escriben, hasta cierto punto, conforme los prejuicios de ese público[5].
Estas observaciones indican que, en un contexto poscolonial, la traducción
influye en la manera en que los autores indígenas expresan sus culturas y sus
visiones del mundo. Sin embargo, la traducción de las lenguas indígenas al español puede
ayudar a los autores indígenas a obtener
una voz en una situación que esté
dominada por los autores españoles. Así, la traducción puede servir como un
instrumento de la resistencia, contrario
a la función colonial, donde es un instrumento de la dominación[6].
De modo que la traducción puede servir para minar las construcciones
occidentales. El poscolonialismo muestra que la
traducción nunca es o puede ser inocente, sino que es una acción política.
Además, la traducción de las lenguas indígenas al español puede mostrar que
existen maneras diferentes de ver la realidad; aunque son dominantes las
visiones de la realidad a través del español, hay una diversidad enorme en
México. Conclusión La traducción de las lenguas indígenas mexicanas al español es
complicada, no sólo por razones estrictamente lingüísticas, sino también por
los elementos culturales y de cosmovisión que una lengua implica y por el
contexto social de las lenguas indígenas, caracterizado por su marginalización. Tal vez en la traducción tengamos que sacar más provecho del proceso
iniciado durante la Conquista en virtud del cual más y más personas son bilingües
e híbridas culturalmente; quizás estas personas mestizas sean quienes traduzcan
y puedan conciliar los mundos diferentes de las lenguas. * Estudiante holandesa de Español, Intermedio 2 CEPE-UNAM,
México, DF [2] Véase, por ejemplo,
Arun P. Mukherjee, ‘Whose post-colonialism and whose postmodernism?’, en World literature written in English,
vol. 30, 1990, p. 1-9; Diana Brydon, ‘The white Inuit speaks. Contamination as literary
strategy’. Eds. Ian Adam y Helen Tiffin. Past the last post. Theorizing
post-colonialism and postmodernism, Calgary,
1990, pp. 136-142; y Linda Hutcheon, ‘The post always
rings twice. The postmodern
and the postcolonial’, en Textual
practice, vol. 8 (1994), pp. 205-238. [3] Consulta William
Foley. Anthropological Linguistics. An Introduction. Oxford, 1997, y
Jane Hill. ‘Lenguaje, cultura y cosmovisión’. Ed. Frederick Newmeyer. Panorama
de la lingüística moderna de la universidad de Cambridge. Vol
4. El lenguaje: contexto socio-cultural.
Madrid, 1988: 31-55. [4]
Consulta Joel Sherzer. "Una aproximación al lenguaje y la cultura
centrada en el discurso". Etnográfica del habla: textos fundacionales.
Buenos Aires, 2002: 165-188. [5] Consulta Douglas Robinson, Translation and Empire.
Postcolonial Theories Explained, Manchester, 1997, pp 31-32. [6] Ibid, pp. 88-90. |
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