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San Juan Chamula, Chiapas

Margaret Bott

 

Hace muchos años una amiga me dijo: "Para mí, el lugar más fascinante de todo México es el pueblo de San Juan Chamula".

Por lo tanto, en octubre pasado, cuando recibí una llamada por teléfono para pedirme que fuera a Chiapas a enseñar inglés, mi primera reacción fue ver el mapa de México y encontrar la localización exacta de ese estado mexicano. Estuve encantada de encontrarlo bastante cerca de la ciudad de Comitán a donde iba a ir.

Un día, algunas meses después, me encontré con un grupo de otros extranjeros en la comunidad de San Juan Chamula, a 10 kilómetros al noroeste de San Cristóbal de las Casas, en Chiapas. Los habitantes indígenas cerca de San Juan Chamula son del grupo maya tzotzil, que hablan su propio idioma, llevan su propio traje y siguen su propia cultura y religión.

En los pueblos indígenas de Chiapas existen todavía hoy las tradicionales fraternidades religiosas. En el pasado, estas fraternidades eran las encargadas de gobernar en la sociedad maya, pero hoy, aunque tienen poder político limitado, sus funciones son principalmente civiles.

Los miembros de las fraternidades, siempre del género masculino, tienen obligaciones que se llaman "cargos". Estos cargos duran normalmente un año e incluyen el cuidado de las imágenes de los santos en la iglesia, el cuidado de las máscaras y los trajes para las fiestas, la organización de las ceremonias y el pago de las fiestas. Tener un cargo es un honor, pero también puede ser pesado económicamente, tal vez el costo ascienda a 18 o 19 mil pesos.

Entre los tzotziles, el titular del cargo mayor se llama "mayordomo"; los "capitanes" van a caballo y bailan en las fiestas y "los alfereces" organizan y pagan todo. Después de haber tenido un cargo varias veces, un hombre puede tener el puesto de "principal" y convertirse en socio del grupo de mayores que toma las decisiones del pueblo en un tribunal.

La vida de los tzotziles gira alrededor de la iglesia, la cual se localiza en el lado más alejado de la plaza principal. Los domingos muchas personas vienen de las montañas para ir al mercado semanal y visitar la iglesia.

El día que fui a San Juan fue el primer día de la fiesta de Carnaval. El sonido de los fuegos artificiales nos asustó, pero sólo anunciaban la llegada de un grupo de hombres con blancos ponchos de lana que transportaban un cesto de granos como ofrenda para la fiesta.

Me acerqué a la iglesia y me saludó un "cargo" que llevaba un poncho negro y una cuerda en torno a la cintura, así como un gran bastón "contra los intrusos", nos dijo. La vista dentro de la iglesia era asombrosa! Nuestra guía insistió en que la iglesia era católica, pero no había visto jamás una iglesia como ésta.

La religión de los chamulas es única, una mezcla de catolicismo y de la religión de los mayas antiguos. Ellos creen que Cristo se levantó de la cruz para convertirse en el sol, así que él es como el dios del sol de los mayas. San Juan Bautista es más importante que Cristo, tanto que su imagen está situada en un lugar de honor en el centro del altar. La imagen de Cristo está a un lado y la imagen de Pedro está al otro.

Por todas partes de la iglesia había muchas otras imágenes de santos, algunas conocidas, otras desconocidas. No había bancas, el piso estaba cubierto de agujas de pino y cientos de velas chicas. Mucha gente se sentaba en el piso, algunos rezaban, otros pedían y recibían ayuda, según sus problemas, de los médicos tradicionales. Las personas queman velas de diversos colores, por ejemplo, amarillo, para un problema de trabajo; verde, para pedir esperanza; naranja, para un problema del corazón. Para problemas de salud, los médicos limpian el cuerpo de la persona con un huevo o un gallo, símbolos de una nueva vida y de fertilidad. La gente cree que la enfermedad se va en el gallo o en el huevo. Otras personas tomaban posh, una bebida alcohólica para relajarse, y otras bebían refrescos para hacer desaparecer los espíritus. Imagínense, los refrescos de cola ya han invadido esta cultura!

San Juan no tiene un sacerdote de fijo, pero viene uno de vez en cuando para hacer los bautismos. No hay otros sacramentos. Un hombre puede tener tantas esposas como quiera, pero debe cuidarlas.

Después de la visita a la iglesia, fuimos a la casa del mayordomo, donde nos sentamos enfrente de un altar. Atrás de éste, había una cortina de tallos de maíz y de atrás de esta cortina venía el sonido de cantos y el olor y el humo del incienso. Una copa de posh se pasaba a todos los presentes. Qué extraña sensación! Sentía que estaba en otro mundo.

Fuera, en la plaza, la vida diaria continuaba. Las mujeres, vestidas con sus trajes tzotzil --falda negra de lana, cinturón rojo, blusa azul con muchas cintas coloradas-- lucían muy atractivas. Vendían artesanías de la localidad, entre las cuales había objetos tejidos muy hermosos.

El día pasó demasiado rápidamente. No quería irme, pero el guía me llamaba. Mientras el coche salía, las niñas me hacían señales con la mano, que yo devolví. No olvidaré jamás a la gente y la cultura de San Juan Chamula, es verdaderamente el lugar más fascinante de México.