Literatura |
Diario de TabladaMaría del Carmen Cervantes A.* |
Hombre polifacético, escritor, poeta, pintor, coleccionista, amante del arte chino y sobre todo del japonés, fue José Juan Tablada (México, 1871- Nueva York, 1945). Admirador de los poemas cortos japoneses denominados haikus, los introdujo por primera vez a la literatura hispanoamericana. Un ejemplo de ellos es éste, titulado "La araña": Recorriendo su tela / esta luna clarísima / tiene a la araña en vela. Un gran representante del Modernismo en México fue precisamente Tablada. Es a principios del siglo XX cuando se empiezan a escribir los diarios como un género de la literatura. Algunos autores los realizaban con la finalidad de editarlos, aunque en el caso de Tablada es más probable que fuera un diario íntimo, por el tipo de anotaciones que hacía, como sus indisposiciones físicas y lo que tomaba o se aplicaba para aliviarlas. Da la impresión de que le preocupaba mucho la economía y el vivir bien, por lo cual hacía anotaciones minuciosas no sólo de sus gastos, sino de las entradas que recibía por sus escritos para revistas y periódicos, siendo las más jugosas las que, a través de amigos influyentes, escribía de forma laudatoria para algunos gobiernos, como el de Porfirio Díaz, Huerta, Carranza y Obregón. También escribe fuertes opiniones sobre algunas personas de su ambiente, a las que subestima intelectualmente. En su diario (Obras IV. Diario 1900-1944. México: Instituto de Investigaciones Filológicas-UNAM, 1992) destacan los momentos que vivió durante la Decena Trágica. Por la importancia de los hechos históricos, lo convierte en bitácora, anotando la hora y los acontecimientos históricos que le eran más cercanos, ya que él y sus vecinos de Tlalpan y Coyoacán se veían amenazados por las tropas zapatistas. Otra faceta de Tablada que se aprecia en su diario, es la de su vida personal, la cual resulta también interesante. Era un hombre con una capacidad de asombro increíble, ávido de la buena lectura, misma que podía hacer en francés, inglés e italiano; y es frecuente ver en su diario párrafos escritos también en francés e inglés. En su ambiente, era frecuente que entre amigos se regalaran libros y artículos, propios o de otros autores y se intercambiaran objetos coleccionables. Cuando compra un libro, menciona no sólo la fecha (característica de los diarios), sino el título, el autor y el costo. Sus amigos y él (o ellos, en el caso de ir con su esposa) solían reunirse en lugares de moda o bien, hacían pequeñas tertulias en casa y anota en su diario, como buen sibarita que era, lo que habían comido. A sus dos esposas, primero a Lily Sierra (sobrina de Justo Sierra) y después a Nina, las menciona un poco al margen. Por la mención que hace de sus amigos, se aprecia que la Ciudad de México tenía una gran vida cultural: conciertos, exposiciones, presentaciones de libros, teatro, danza, paseos culturales y un marcado gusto por la cultura francesa. Esto último era el ambiente que se generaba en ciertos círculos durante la época porfiriana. Sabía mucho de botánica y pasaba horas en el arreglo de su jardín. Gustaba mucho del deporte y practicaba por afición el box. Aunque sólo estudió un año de pintura, siguió pintando y era un gran conocedor en esta materia. Cultivó la amistad de varios pintores y ayudó a algunos a través de recomendaciones. Era un amante orgulloso de la cultura mexicana, sobre todo del trabajo de los artesanos, de quienes hacía pública admiración y con el mismo gusto coleccionaba tanto piezas mexicanas artesanales como piezas chinas o japonesas (el Modernismo propició el contacto con las culturas orientales). Así como los impresionistas coleccionaban estampas japonesas que influyeron en la pintura de algunos de ellos, también Tablada gustaba de estas "ukiyo-e". Igualmente se sentía atraído por los "kakemonos", caligrafías sobre papel o seda que se cuelgan verticalmente sobre las paredes. Era un gran japonista. La Revolución termina por expatriarlo y se va finalmente a vivir a Nueva York, donde conoce, como profesor de francés, a la joven Nina, rica cubana radicada en esa ciudad con su familia. En esa época, como ahora, Nueva York era una ciudad cosmopolita que atraía a artistas, escritores, compositores, pintores y bailarines extranjeros. Los que vivían esta experiencia, enriquecían mucho sus conocimientos por el intercambio de ideas y enseñanzas. En este amplio ambiente cultural neoyorkino, destaca el nombre de José Juan Tablada, quien se mantiene muy activo. Después de su muerte, su esposa Nina dona a la Universidad Nacional Autónoma de México el archivo que contenía los cuadernos del diario de Tablada, que aunque abarca de 1900 a 1944, está incompleto. Su editor, Guillermo Sheridan, tiene dos hipótesis al respecto: o bien el escritor mutiló su diario o tal vez su esposa lo hizo. Lo importante de este diario es que a través de él se aprecia no sólo la vida del escritor, poeta y periodista, sino también el entorno cultural, político y social de su época. *Estudiante mexicana del curso Literatura Mexicana (Diarios de Escritores Mexicanos). CEPE-CU, UNAM, Ciudad de México. |
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