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Nahui Olin: transgresión y erotismo

Rosa Spada Suárez*

Mi nombre es como el de todas las cosas, sin principio ni fin y sin embargo, sin aislarme de la totalidad por mi evolución distinta en ese conjunto infinito, las palabras más cercanas a nombrarme son Nahui Olin. Nombre cosmogónico, la fuerza, el poder de movimientos que irradian luz, vida y fuerza.

¿Sabes quién es Carmen Mondragón mejor conocida como Nahui Olin?

Fue una mujer mexicana excepcional que brilló por sí misma, destacándose como pintora, escritora, poeta e intelectual comprometida con su género. Poseedora de una impresionante belleza y de unos hermosos ojos verdes, con ellos cautivó a varios artistas plásticos, entre ellos a Diego Rivera, Jean Charlot, Roberto Montenegro, sin olvidar a Gerardo Murillo, mejor conocido como Dr.Atl, quien le otorgó el nombre de Nahui Olin. Deslumbró a los fotógrafos Edward Weston, Antonio Garduño y Martín Ortiz.

Fue una de las figuras enigmáticas de los primeros años del siglo XX en nuestro país. Nahui Olin siempre estuvo decidida a luchar por sus ideales, no le dio ningún tipo de importancia a las críticas de las que era víctima todos los días; enfrentó con valor todas las consecuencias de sus actos, escandalizó a la sociedad cada vez que pudo, pero una de las cualidades principales de esta mujer, además de su gran talento como poetisa y pintora, fue que nunca tuvo prejuicios frente a la vida.

¿Quién era Carmen Mondragón Valseca?

Nació en la última década del siglo XIX, bajo el signo de Cáncer, el 8 de julio de 1893 en la Ciudad de México. Fue la quinta hija del matrimonio Mondragón Valseca. Fue educada con los privilegios �de la clase pudiente porfirista. Vivió gran parte de su vida en la casona de la familia, ubicada en la calle de General Cano, en Tacubaya. Veamos parte de su árbol genealógico:

SU PADRE: el General Manuel Mondragón y Mondragón, fue un fecundo científico en el campo militar, elogiado por el diseño de un fusil mexicano de repetición que posteriormente llevaría su apellido: fusil Mondragón. El general era un triunfador. Su ascendente carrera militar se fundaba en una entrega obsesiva al servicio de las armas.

SU MADRE: Mercedes Valseca Santoscoy estaba dotada para el canto, aptitud que le permitía alegrar reuniones familiares, pero sobre todo tenía una fina sensibilidad para encausar la formación cultural de sus hijos.

SUS HERMANOS: Todos los hermanos Mondragón Valseca tenían buena disposición para las artes plásticas y la música.

1. Manuel pintaba

2. María Dolores hacia viñetas y tocaba el piano.

3. Guillermo dibujaba bien con pluma, además de tocar el violín;

4. Alfonso  era buen acuarelista;

5. Carmen  misma, fue pintora, escritora, poeta, compositora y modelo

6. Samuel  diseñaba carteles para anunciar almacenes comerciales;

7. María Luisa pintaba;

8. Napoleón el más pequeño, tocaba el piano y pintaba.

Sin embargo, ninguno de ellos logró destacar en estas disciplinas; sólo Carmen trascendió el nivel de aficionado.

Carmen escribió poesía y prosa, publicó varios libros de poemas, como "Cariñosamente yo estoy dentro", "Energía Cósmica", "A los diez años bajo mi pupitre", "�ptica cerebral". Tocaba el piano con soltura, escribía música e improvisaba melodías con facilidad, pero sobre todo destacaría como pintora; renuncia conscientemente a las formas académicas para optar por una expresión de mayor naturalidad, un lenguaje ingenuo de tendencia naif.

Se casa con el pintor Manuel Rodríguez Lozano el 6 de agosto de 1913.

Vive un tormentoso romance con el pintor conocido como el Dr. Atl, quien la rebautiza como Nahui Olin, seudónimo que llevó hasta su muerte y con el que actualmente la identificamos.

Viaja a Hollywood hacia fines de 1927.

Ya en la década de los treinta, se enamora del capitán Eugenio Agacino.

Fue inspiración de pintores, poetas y artistas de su época, debido a su talento, belleza y carácter. Reconocida en los medios intelectuales y artísticos tanto nacionales como extranjeros, fue pensionada durante el gobierno del presidente Miguel Alemán Valdés por la Secretaría de la Defensa Nacional, como descendiente del General Mondragón. Murió en la Ciudad de México el lunes 23 de enero de 1978.

Seducción en Nahui Olin

A lo largo de la historia literaria el erotismo ha estimulado la imaginación de los poetas y de los escritores (hombres y mujeres), a la vez que ha contribuido a ampliar el conocimiento psicológico que sobre el hombre se tenía que se tenía sobre el erotismo. De acuerdo con las épocas, las circunstancias y las intenciones de los autores, este se ha expresado de manera velada o de forma abierta. Como sublimación, en Dante y Petrarca; de modo directo, en Boccaccio, Casanova, Pietro Arentino, entre otros; y en escritores más recientes, como Alberto Moravia y Pier Paolo Pasolini, por nombrar sólo algunos de los representantes más significativos.

Como experiencia vinculada a la vida, lo erótico es deseo, goce, anhelo de posesión y atracción hacia lo prohibido; es, al mismo tiempo, ascenso al paraíso y descenso al infierno, energía de vida e impulso de muerte.

La escritura erótica apela a la sensualidad; su objetivo es estimular la fantasía del receptor, excitar a través de una palabra que posee una fuerte carga emotiva y que funciona en el contexto como un medio desencadenante de imágenes vinculadas con lo sexual. La plástica erótica (escritura, pintura, escultura, fotografía y collages) tienen por finalidad erotizar al lector, al espectador, asimismo comparten la transgresión de ciertos principios impuestos por la sociedad; burlan y subvierten cánones normados por el consenso popular.

Carmen Mondragón transgredió la moral tradicional al escribirle así al pintor Gerardo Murillo, quien era su amante, de una manera abierta:

Para mí, -para ti- ya no habrá ayer ni mañana- para nosotros dos sólo hay un solo día la eternidad del amor y un solo cambio: más amor que se transforma en más amor donde no hay ayer ni mañana, sólo un espacio infinito un día donde la noche no existirá sino para amarnos una noche que será más luminosa que el día mismo, cuando nuestras carnes se junten, es nuestro destino[1].

El erotismo funciona en la narrativa de Carmen Mondragón como un medio para superar la alienación cotidiana, conectado a la vez con la búsqueda de placer y la satisfacción egoísta. Más adelante le escribe al mismo pintor, también conocido como "Dr. Atl", de forma desprejuiciada lo siguiente:

... Perfora con tu falo mi carne perfora mis entrañas desbarata todo mi ser bebe toda mi sangre y con la última gota que me quede escribiré esta palabra: te amo. Tengo miedo de mi propio amor porque todo lo grande da pavor pero tú tienes valor ante mi amor no veo nada- soy un muerto de quien nadie se ocupa, al que nada le importa todo lo que existe, sólo tú todo el Universo se ha reconcentrado en tu sexo. Bésame siempre desde la cabeza hasta los pies quiero el jugo de tu vida ese jugo inagotable hirviente siempre en la caldera de mi amor yo te ofrezco mis ojos báñate en el verde prodigioso de mis ojos nada en las profundidades de sus abismos y me amarás más. [2]

En otra carta que Nahui escribe al Dr. Atl plasma los dos polos del amor, el amor y el odio:

La fuerza que me tiene clavada junto a ti es superior a todas las fuerzas y te amo aun odiándote-porque el amor es contradicción, es absurdo.

Y te amo de lejos, de cerca, te amo con locura, con la locura de mi inteligencia y de mi deseo, con los ojos cerrados y el corazón otra vez palpitante[3].

En esta carta habla del amor, de ese gran amor que ella sentía por el Dr. Atl, a pesar de que le decía que lo odiaba, dos afirmaciones completamente opuestas, como el amar y el odiar. Le explica la manera en que lo ama, y se puede ver que no le importa qué tanto la ame él a ella, ella lo quiere de cualquier manera y resalta la palabra locura, hace referencia a la locura de su inteligencia, porque está consciente de que tampoco ha podido descifrar lo que piensa. únicamente lo siente y lo anhela con los ojos cerrados, sin voltear a ver a nadie, sin pensar en cualquier otra cosa que no sea él y siguiendo sus impulsos, así como los latidos de su corazón.

Escribe también otra carta en donde se defiende ante su amante:

...puedes deturparme, puedes escribir contra mí en esos inmundos periódicos liberales y puedes reírte de mis amenazas todo lo que quieras- pero lo que no te he tolerado ni puedo tolerar ni te toleraré jamás tu infidelidad, está contigo. Odio a los cobardes como tú porque yo soy franca, sincera, brutal como todo lo que es grande, como todo lo que es único... Tú amarás a otras mujeres y comprenderás a otras mujeres porque tu poder no llega mas allá de esa misma vulgaridad. Yo soy superior a toda miseria[4].

Nahui Olin es inflexible ante la infidelidad del Dr. Atl. Es algo que no puede perdonarle ni justificarle. La infidelidad fue una traición a la confianza y libertad de esa unión que había trascendido la crítica social. No puede ocultar su enojo ante el silencio de Atl. No concibe que él nunca se lo haya dicho, para ella esa fue la peor burla y ofensa y lo trata como a un cobarde, alimenta su odio hacia él por el engaño, lo llama miserable, ya que ella dice ser superior a toda miseria, no es vulgar como él. Se nota que en esta carta Nahui está resentida, molesta, pero no solo con él, también está enojada con el mundo entero, guarda mucho odio en su interior y este se refleja en los insultos que le lanza a Atl.

Nahui Olin fue una mujer llena de pasión, de intensas ganas de amar y de ser amada, con deseos profundos de vivir; fue auténtica en todo lo que hizo y en todo lo que dijo, llena de energía, tanta que llegaba a asustar, era fascinante y al mismo tiempo aterradora; fue catalogada como loca, pero el problema radicaba más bien en que nadie pudo llegarla a comprender plenamente.

Conclusiones

La escritura de Carmen Mondragón (tanto la prosa como la poesía) se caracteriza por adoptar un estilo confesional e íntimo, de fuerte contenido erótico. Ella, como protagonista de sus historias, posee un super yo permisivo. Busca permanentemente el placer y la satisfacción de su libido. Ve el sexo como un elemento de fuga de la angustia existencial que la envuelve, por eso el encuentro amoroso se repite como un ritual. Dentro de la dialéctica sexo- existencia se encuentran la pulsión de vida y la pulsión de muerte.

Por otra parte, en la narrativa de Nahui Olin se encuentran distintas representaciones del cuerpo, construido en los bordes del placer o del goce. Se trata de un tipo de narración que deja entre paréntesis o excluye el saber científico, y ofrece imágenes plurales del cuerpo �vestido o desnudo, gimiente o silencioso-; a partir de ese despliegue sensorial se nos abre un abanico de descripciones muy específicas y sugerentes. Se detallan, aluden, insinúan o explicitan encuentros físicos, fantasías de contactos, transgresiones y deseos; el gran protagonista es el cuerpo: el cuerpo y las transgresiones,� el cuerpo y los deseos, el cuerpo y los interdictos, el cuerpo� y los desenfrenos: Basten las siguientes líneas:

Soy un ser incomprendido que se ahoga por el volcán de pasiones, de ideas, de sensaciones, de pensamientos, de creaciones que no pueden contenerse en mi seno, y por eso estoy destinada a morir de amor... No soy feliz porque la vida no ha sido hecha para mí, porque soy una llama devorada por sí misma y que no se puede apagar; porque no he vencido con libertad la vida teniendo el derecho a gustar de los placeres.[5]

* Profesora de Literatura

CEPE-UNAM, México, D.F.

Portada de Las siete cabritas, de Elena Poniatowska:

http://www.gandhi.com.mx/index.cfm/id/Producto/dept/libros/pid/48579

[1] Adriana Malvido, Nahui Olin, La mujer del sol, México, Edivisión, 1999, p. 36

[2] Ibid, p. 36

[3] Ibid. P. 81

[4] Ibid. P. 78

[5] Ibid. P. 19