A qué edad exacta

le envenenamos la vida

a un niño

En qué momento,

en qué tarde soleada,

le vendamos los ojos

y le damos vueltas y vueltas,

para que pierda el camino.

Con qué voces

lo desorientamos

dale, dale, que no pierdas el tino

si no ganas la piñata

pierdes mi cariño.

Con qué palabras lo humillamos,

hasta que se sienta peor

que nosotros mismos.

Quién le comparte el miedo,

con qué cuentas de vidrio,

le compramos su felicidad,

lo veredeamos,

le hablamos de princesas,

magos y dragones

para que solito entre al rebaño

en el que todos estamos.

Para que no pregunte demasiado,

ni letrado sea y se conforme,

para que piense sólo en él,

y en los regalos que puntualmente

recibirá de nosotros, cada Navidad.

A los ocho,

a los diez,

A qué edad exacta

- me pregunto -

le envenenamos la vida