Sobre la historia de la seda en Valencia
Yvan Beaulieu*
Hace dos años viajé a España por tres semanas. Fui a Valencia solo dos días y visité un edificio histórico muy impresionante, la Lonja de la Seda. Es un edificio de estilo gótico que data del siglo XV. Fue un símbolo de poder de la Corona de Aragón. La Lonja es parte del patrimonio mundial reconocido por la UNESCO desde 1996.
La fabricación y el comercio de la seda es un capítulo importante de la historia de Valencia. Fue la industria más importante de la ciudad durante cuatro siglos. La historia comienza con la ruta de la seda, que data del siglo I antes de Cristo (a. C). La ruta fue utilizada por los comerciantes, sacerdotes y soldados, y permitió llevar a Europa la seda y otros productos, como la porcelana.
Tras la conquista de Persia en el siglo VII, los árabes tomaron el control de la ruta. Aprendieron cómo producir la seda. Y tras la conquista de España, introdujeron allí la cría del gusano de seda. Luego, los reyes católicos reconquistaron el territorio español, una reconquista que duró siete siglos.
Hacia finales del siglo XV, se construyó una nueva Lonja de la Seda. Con la expansión de la industria, Valencia atrajo a varios artesanos genoveses especializados en la fabricación de terciopelo. Ellos llegaron con sus conocimientos, nuevos telares y tornos, y mejoraron la fabricación y la calidad de la seda. En este periodo se creó una corporación de artesanos llamada el Gremio de Velluters. Más tarde, la corporación consiguió el estatus de colegio. En 1686 se fundó el Colegio del Arte Mayor de la Seda y el trabajo de la seda fue reconocido como arte, dando mejor reconocimiento a los artesanos.
La campiña valenciana estaba llena de moreras, el mejor tipo de árbol para la cría del gusano. Hubo un aumento continuo del cultivo de moreras y de la producción de seda hasta el siglo XVIII. En su apogeo, había 25 mil personas que se dedicaban a esta industria.
A principios del siglo XIX, la industria comenzó a declinar. No pudo seguir el ritmo de los cambios industriales. No pudo pasar de una actividad artesanal a una actividad industrial. También había cada vez más tejidos importados de Asia y de Francia y los mercados americanos disminuyeron. La industria valenciana ya no podía competir.
Un golpe muy duro fue la epidemia de la pebrina en 1854. Era una enfermedad que causaba la muerte del gusano de seda. La cría del gusano ya no era rentable. Dos años más tarde hubo una rebelión de trabajadores para obtener trabajo y salarios. La industria no pudo superar estas dificultades. El cultivo de moreras fue reemplazado por el cultivo de naranjos.
Hoy, la campiña valenciana está llena de naranjos. La región es una importante productora y exportadora de naranjas. Actualmente China produce la mayor parte de la seda, seguida de India, donde la mano de obra es barata. Hoy, Valencia trabaja la seda de manera artesanal. Los productos están destinados principalmente a la confección de trajes de fallera para la gran fiesta de Las Fallas.
La historia de la seda es fascinante. No se espera esta historia de Valencia. Cuando estaba en esa ciudad, visité otros lugares famosos como la Catedral, el Jardín del Turia y el parque de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Solamente conocí un poco de la gran fiesta de Las Fallas, como el fuerte ruido de los petardos, las calles iluminadas, unas bandas de cantantes y músicos que caminaban por las calles.
Me gustaría haber visto dos cosas, Las Fallas, hermosas, y un desfile de falleras con sus vestidos tradicionales. Llegué a Valencia tres días después de estos eventos. ¡Qué lástima! Quizás en mi próximo viaje a España pueda verlos.
Fuente de imágenes:
Imagen 1: La Lonja de la Seda. Canva.com
Imagen 2: Fallas Valencianas. Canva.com
*Estudiante de Canadá del curso Historia de viajes y ciudades
UNAM-Canadá
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