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Marcela Serrano, autora chilena

Christine Johnson

Marcela Serrano nació en 1951 en Santiago de Chile. Fue la cuarta de las cinco hijas que tuvieron la novelista Elisa Pérez Walker y el ensayista Horacio Serrano. Su familia proviene de la clase "alta", latifundista, perteneciente a las primeras generaciones de españoles que llegaron a Chile.

En 1972 Marcela fue a estudiar a París un año con dos de sus hermanas. Como militante de la izquierda, Marcela siempre se sintió comprometida con la situación política de su país. Tras el golpe de estado de 1973, se exilió en Italia, en Roma. Regresó a Chile en 1977, donde prosiguió sus estudios para obtener una licenciatura en grabado de la Universidad Católica de Chile. Hizo una exposición de sus obras plásticas, pero poco después abandonó completamente el mundo de los artes visuales.

Marcela tenía 40 años cuando fue publicada su primera novela, Nosotras que nos queremos tanto, por la cual ganó en 1994 el premio a la mejor novela escrita por una mujer en la Feria del Libro de Guadalajara. Esta novela fue además la ganadora del Premio Sor Juana Inés de la Cruz en 1994.

Entre sus novelas publicadas se encuentran:

1993: Para que no me olvides (Premio Municipal de la Literatura, Santiago de Chile)

1995: Antigua vida mía (que será presentada en su versión cinematográfica en 2001 ó 2002, en coproducción argentina- española-mexicana)

1998: El albergue de las mujeres tristes

1999: Nuestra Señora de la Soledad

2001: Lo que está en mi corazón. Finalista del Premio Planeta. "Narra las vicisitudes de una traductora chilena en el estado mexicano de Chiapas, donde la protagonista de la novela descubre el amor y la necesidad de un inevitable compromiso político".

En 2000 publicó Serrano Un mundo raro, volumen con dos cuentos cuya trama ocurre en México.

Marcela Serrano se considera feminista, porque, como lo explica ella misma, "definirse feminista es definirse como ser humano".

Vive actualmente en México con su marido, Luis Maira, embajador de Chile en ese país. Marcela se siente muy feliz e inspirada en su oficio de escritora en México, porque, dice, "…en México, al contrario que en Chile, no existen los temas tabúes. ... Además, hay una larga tradición de laicismo en esta sociedad, lo que permite al pensamiento florecer sin inquisiciones."

En una entrevista que Marcela Serrano concedió en abril de 1997 a la estación de radio uruguayana "El Espectador", a la pregunta "¿Hasta el día de la muerte escribirá sobre mujeres?", Marcela contestó: "¿Acaso hay otro tema posible? ... no me puedo imaginar desertar en esto. El punto de vista de la mujer es tan mío, tan profundo, tan medular en mí, que no me imagino escribiendo otra cosa. Escribir de mujeres es infinito, somos la mayoría de la humanidad."

Para las mujeres, leer a Marcela Serrano, creo yo, es descubrir una nueva amistad. Para los hombres, leer a Marcela Serrano es descubrir el mundo profundo e íntimo de las mujeres.