Textos entre el más allá y el más acá,
para entender la muerte a la mexicana
Rita Dromundo Amores*
Hemos jurado amarnos hasta la muerte
y si los muertos aman
después de muertos amarnos más.
(Benito de Jesús, 1956. Fragmento)
La muerte es, para muchos, solo el final de la vida, pero para los mexicanos, desde la época prehispánica, es solo una etapa de un transcurrir atemporal.
Para comprender esto mejor, queremos acercarlos a dos textos de autores mexicanos que abordan este tema de manera muy diversa, entre elementos de realismo mágico, con el dramatismo que implica la muerte y, al mismo tiempo, con los rasgos de humor que caracterizan a la cultura mexicana. Estos textos son Un hogar sólido, de Elena Garro y Un jardinero, de autor anónimo de Puebla.
Empecemos por la definición de realismo mágico para favorecer la comprensión de los textos. Según la Enciclopedia Humanidades (2024):
El realismo mágico se define por contar hechos reales que incluyen cuestiones maravillosas o irreales que los personajes perciben de manera natural y cotidiana. La característica principal del realismo mágico es la alteración de la realidad con acciones fantásticas, que son narradas en un modo realista, dando por sentado la aceptación de estos hechos como reales y verdaderos, tanto para los protagonistas como para el lector. Narra lo irreal como algo cotidiano y esa particularidad lo diferencia del género fantástico en el que la historia en sí rompe con la realidad conocida (s.p.).
O sea, la característica fundamental del realismo mágico es que, para quien lo vive y forma parte de la cultura en que se desarrolla la historia, los acontecimientos entran en el terreno de lo normal, de lo aceptable como parte de la vida, aunque para los extranjeros parezcan fantásticos.
En los cuentos que elegimos tenemos dos líneas principales de sentido que se entrelazan: la muerte y el amor. En el texto de Garro, el amor a la familia y, en el otro, el amor en una pareja. Comentemos primero Un hogar sólido, de Elena Garro. Como afirma Plácida Méndez (2001):
Dentro de la narrativa de Elena Garro un tema presente es la muerte. La muerte significa evocar el "paraíso perdido", recuperar la memoria, volver a la infancia. La otra posibilidad es transcenderla por la fantasía. Encontrar la muerte significa también encontrar el cielo o el infierno, el cual a menudo se refleja en la realidad de la que se trata de escapar; así, en "Andamos huyendo, Lola", la muerte salvación es la posibilidad de llegar a la luz. Regresar al paraíso perdido, como se ve en "Una mujer sin cocina"; y en "Julia" de Los recuerdos del porvenir encontrar a los seres amados y perdidos en “La semana de colores”. Esta muerte salvación a la que se accede por el amor o la fe en "Testimonios sobre Mariana" (pp. 71 -72).
Un hogar sólido es en realidad un texto narrativo que puede ser representado. La historia se inicia en un espacio pequeño, como una habitación, pero sin ventanas ni puertas. En los costados hay literas de cemento empotradas en la pared. En una de ellas se encuentra Mamá Jesusita, una persona mayor (80 años) vestida con camisón. Nos damos cuenta de que no está sola cuando empiezan a aparecer otros personajes, lo cual no sorprende, aunque para el lector atento llama la atención el hecho de que sus atuendos corresponden a épocas muy diversas y sus edades también varían.
Poco a poco vamos comprendiendo que nos encontramos en una cripta familiar, donde se han depositado los féretros de varios parientes, muertos en diferentes épocas, en el momento en que van a sepultar a otro familiar.
Los muertos conservan la edad del momento en que murieron, e incluso la ropa con la que son sepultados, pero son capaces de reconocerse, aunque no correspondan a la misma época y no se hayan conocido en vida.
El realismo mágico reside en la naturalidad, con la que se aborda el interactuar entre los protagonistas, pues conviven, por ejemplo, dos hermanas, aunque una tiene ochenta años y la otra solo cinco, pues murió a esa edad y actúa de acuerdo con ella, incluso jugando con los huesos de sus sobrinos, como con el fémur de Clemente, que usa como trompeta.
Los personajes interactúan y dialogan como si estuvieran vivos, aunque solo los une el parentesco. Lidia y Muni refieren que su vida no fue feliz y esperan que la muerte, tal vez, les brinde el hogar que no tuvieron.
El espacio limitado de la cripta no es impedimento para que salgan, viajen y se integren a todos los elementos que forman parte de la naturaleza y la vida, hasta que los llame el Arcángel San Miguel, quien, por cierto, los visita con cierta frecuencia.
Para facilitar la comprensión de la lectura, ponemos a continuación una tabla para ubicar a qué época corresponde cada personaje y cómo se relaciona con los otros:
Nombre |
Año en que murió |
Edad a la que murió |
Motivo de la muerte |
Parentesco |
Catalina |
1865 |
5 años |
Difteria |
Hermana de Mamá Jesusita |
Vicente |
Entre 1867 y 1872 (gobierno de Benito Juárez) |
23 años |
Murió en la Intervención Francesa |
Primo de Mamá Jesusita |
Eva |
1920 |
20 años |
Ahogada |
Cuñada de Clemente |
Gertrudis |
1930 |
40 años |
No se dice |
Hija de Mamá Jesusita |
Muni |
1946 (más o menos) |
28 años |
No se dice |
Hijo de Eva |
Clemente |
No se dice |
60 años |
No se dice |
Yerno de Mamá Jesusita |
Lidia |
Cuando se cuenta la historia |
32 años |
No se dice |
Hija de Gertrudis y Clemente. Nieta de Mamá Jesusita |
La muerte es concebida en este texto de manera inusual. Coincidimos con Plácida Méndez cuando expresa: “Cabe destacar que la muerte que nos presenta Elena Garro en sus obras no es una aniquilación, sino más bien el desentrañamiento del enigma. También la recuperación de la otra memoria” (2001, p. 80).
La muerte es un elemento liberador que rompe las ataduras que tiene el cuerpo al estar limitado a permanecer en un sitio y es, a la vez, la posibilidad de reencuentro con los seres queridos que han muerto antes, incluso en épocas remotas.
Este es un tema presente en otros textos de Garro. Por ejemplo, la protagonista en La casa junto al río (1983), ante la pérdida de sus padres y su vida trágica e insatisfactoria, busca encontrar ayuda en los que fallecieron:
No tenía a nadie en el mundo… Cruzaría el tiempo para hablar con sus abuelos muertos… No tenía absolutamente nada que decir a los vivos. Todos los seres de este mundo le producían terror y para esconderse de ellos, buscaba a los otros, a los muertos. (p.9)
La autora sustenta también el principio de que la familia prevalece, por encima de todo y a través del tiempo, sin que importen la forma de morir, ni la época en que ocurra.
Además, con la muerte, como dice Martín, uno de los personajes en la novela Los recuerdos del porvenir, también de Elena Garro (1985), se vuelve a tener todo lo que se había perdido: “ÉL sabía que el porvenir era un retroceder veloz hacia la muerte y la muerte el estado perfecto, el momento precioso en que el hombre recupera plenamente su otra memoria” (p. 21).
La muerte es un integrarse, fundirse con el universo y la posibilidad de ser cada elemento o partícula del universo, desde lo más pequeño, a lo más grande, desde lo más sutil a lo más sólido. Implica romper con lo convencional y limitado para ingresar en la totalidad. Coincidimos con Robert K. Anderson (2001) cuando comenta: “A lo largo de esta pieza teatral se acentúa el anhelo primordial de los personajes de romper el "infierno circular", de su existencia prosaica y de lograr unidad y armonía en "el orden solar" o "celestial"” (p. 95).
Como cuando le dice Clemente a su hija Lidia: “Ahora tu casa es el centro del sol, el corazón de cada estrella, la raíz de todas las hierbas, el punto más sólido de cada piedra”. (Garro, 1965, p. 186).
Los personajes, sostenidos por el vínculo familiar y el afecto que los une, asumen su muerte, sin tragedia, como parte del ciclo de la vida y se integran al universo, en un verdadero proceso ecológico, donde todo armoniza. Como dice Anderson (2001):
En efecto, por medio de una infusión casi continua de patrones y símbolos arquetípicos, así como de elementos poéticos, logra retratar el afán profundo del ser humano: el de superar la condición humana y ascender al "hogar sólido" de los orígenes, al armonioso orden celestial (p.104).
La manera en que se concibe la muerte en este texto es muy especial, pues no solo presenciamos hechos extraordinarios, planteados de manera muy natural, como si fuera lo usual, sino que, además, al abordar un tema tan dramático como la muerte, la autora lo suaviza con la presencia de la familia como soporte y agrega detalles de humor que suavizan el drama y le dan un final esperanzador.
En lo que respecta al cuento "Un jardinero", de autoría desconocida y que forma parte de una compilación de textos anónimos, este inicia como un relato convencional. Una pareja tiene una finca donde se cultiva café en Xicotepec, Puebla, México. Ellos pelean mucho, pero siempre quieren estar juntos. El narrador, quien es un jardinero, los observa y se encarga de cuidar su amplio jardín.
Tiempo después muere la señora y su esposo pide al jardinero que ponga rosas en su tumba y que cuando él muera, ponga claveles en la de él. El jardinero obedece las instrucciones y cuando muere el patrón, a consecuencia de la soledad, pone rosas en la tumba de ella y claveles en la de él. Hasta esta parte este sería un relato convencional, pero no en nuestra cultura mexicana, repleta de realismo mágico.
El jardinero descubre que las flores cambian de lugar. Las de él aparecen en la tumba de ella y las de ella en la del señor. Después de un año de estar colocando las flores según las órdenes de su patrón y que estas se seguían cambiando, se desesperó y pidió al panteonero que abrieran las tumbas para ver qué ocurría: abrieron la del hombre y estaba vacía. En la de la mujer estaban los dos cuerpos juntos y abrazados.
Enojado, porque le parecía una falta de respeto a su trabajo, el jardinero puso los claveles y las rosas en la misma tumba y no volvió a regarlas, pero la magia continuó, pues las flores siguieron vivas, continuaron yendo de una tumba a otra y nunca se secaron. El cuento termina con el reclamo que hace el jardinero a los muertos que se burlan del trabajo de un jardinero, que solo quiere cumplir con su deber.
Los personajes rompen con todo lo convencional, pues la muerte no es el final, sino que los muertos tienen una existencia posterior a la muerte en la que las tumbas, como en el cuento anterior, son solo una residencia temporal, pero no permanente y en la que pueden moverse a voluntad.
Además, conservan el gusto por las flores, muy común en nuestra cultura desde la época prehispánica, pues las flores forman parte de todas las celebraciones y aun en los hogares más humildes pueden verse macetitas con flores.
En este cuento también vemos la persistencia del amor más allá de la muerte. Esta pareja quiere seguir junta y lo consigue sin que el tiempo ni la muerte se lo impida.
Como podemos ver en estos textos, las reglas convencionales sobre lo que es la muerte no aplican cuando están de por medio el amor y el realismo mágico, que son más fuertes y prevalecen.
Los y las invito a leer los textos referidos por su valor literario, su aportación a la cultura y por ser ejemplos de la cultura y tradiciones mexicanas. Les dejo dos frases para reflexionar:
Dos cosas hermosas tiene el mundo: amor y muerte. Giacomo Leopardi
La muerte no es lo opuesto a la vida, sino una parte de ella. Haruki Murakami
BIBLIOGRAFÍA
Anderson, Robert K. (2001). La nostalgia del paraíso en Un hogar sólido. Latin American Theatre. Spring Review, pp. 95 – 106 https://journals.ku.edu/latr/article/view/1340/1315
Equipo editorial, Etecé (10 de enero de 2024). Realismo Mágico. Enciclopedia Humanidades. Recuperado el 27 de septiembre de 2024 de https://humanidades.com/realismo-magico/.
Garro, Elena (1965) Un hogar sólido. En Borges, Jorge Luis et. al. Antología de la literatura fantástica, España, Editorial Sudamericana, pp.176-189
Garro, Elena (1983). La casa junto al río. México, Grijalbo
Garro, Elena (1985). Los recuerdos del porvenir en La narrativa contemporánea II. México, PROMEXA
Jesús, Benito de (1956). Nuestro juramento. Canción. Grabada por Julio Jaramillo y Rosalino Quintero, Puerto Rico. Disquera Ónix
Méndez Carreón, Plácida (2001) La búsqueda de identidad en la obra de Elena Garro. México. Tesis. Maestría en Letras Mexicanas. Facultad de Filosofía y letras, UNAM. https://ru.dgb.unam.mx/bitstream/20.500.14330/TES01000293205/3/293205.pdf
Yáñez Rizo Emma Comp. (1991). Un jardinero. Cuentos de nadie. México, UPN/Pesebre.
PARA LEER LOS TEXTOS.
Garro, Elena (1965) Un hogar sólido. En Borges, Jorge Luis et. al. Antología de la literatura fantástica, Disponible en: https://ciudadseva.com/texto/un-hogar-solido/
Yanes Emma (Comp.) (1991). Un jardinero. Cuentos de nadie. México, Universidad Pedagógica Nacional https://openlibrary.org/books/OL1217208M/Cuentos_de_nadie
*Profesora de Literatura
CEPE-CU, UNAM, Ciudad de México
Fotografía tomada por Rita Dromundo
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