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Dos generaciones

*Gisèle Jacob

Aunque trabajé durante muchos años y mi trabajo me obligaba siempre a aprender nuevos temas, hace más de 25 años que me senté en un banco de escuela.  Tomé mi jubilación hace un poco más de 5 años y me decidí a regresar a la escuela.

Cuando era niña, aprendía con facilidad. Tenía buena memoria y un pensamiento riguroso. Cuando era joven, me gustaba mucho analizar y discutir los problemas del mundo, tenía una opinión sobre todo. De modo que creí que podía ir a la universidad y que todo sería como antes. !Qué sorpresa me esperaba!

Recientemente, tomé un curso de antropología y allí vi que es imposible regresar al pasado. Era la única persona que tenía más de 25 años de edad. En las primeras semanas del curso, traté de mezclarme con mis nuevos compañeros. Traté de hablar con ellos de música, libros, televisión, etc. Me di cuenta rápidamente de que éramos de dos mundos completamente diferentes. Yo hablaba de Frank Sinatra y de Tony Bennett; ellos hablaban de Rob Zombie y de Ludacris; hablaba de programas de television como W5 o Frasier, hablaban de Survivor o de American Idol. !Era patético!

Un dia, el profesor pidió a los alumnos hacer una tarea en equipo. De repente, se formaron grupos de 2 o 3 alumnos y me hallé sola.  El profesor quiso introducirme a un grupo, pero le dije que podía hacer la tarea yo sola. Además, me dije que no había regresado a la universidad para hacer amigos, y que mi inteligencia y mi perspicacia iban a impresionarlos a todos.

La tarea fue muy complicada porque fue elaborada por 2 o 3 alumnos. Debíamos analizar el concepto de raza en el contexto de la antropología aplicada y hacer una presentación de 45 minutos. El profesor nos dio un mes para prepararla.

Leí muchos libros, artículos y revistas. Hice muchos planes de trabajo y de presentación. Me atasqué, el tema me sobrepasó; no entendí nada sobre la raza, no pude describirla con objetividad, como es necesario en la antropología. Pero lo peor fue que mis compañeros parecían avanzar bien en sus tareas. Estaba desalentada.

En la penúltima semana antes de terminar la tarea, me tragué mi orgullo y les pregunté a unos alumnos si podía juntarme con ellos. Después de vacilar, me aceptaron. Estuve muy feliz. Pero creía que mis compañeros habían casi terminado su trabajo. Me equivoqué. Mis compañeros habían discutido el tema de la raza y de la etnia detalladamente y habían encontrado muchos elementos interesantes, pero, no habían hecho estudios analíticos o investigación de la literatura cientifica.

Es así como se hizo la conexión entre dos generaciones de alumnos y como obtuvimos las mejores notas del curso. Al grupo, yo les di investigación y análisis y ellos me dieron la mirada crítica que faltaba en mi trabajo.

En ese momento, comprendí que la rapidez del espíritu y la inteligencia de la juventud se complementan bien con la investigación y el método riguroso de trabajo de la madurez.

*Estudiante de español, UNAM-ESECA, Intermedio 1