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Mi camino diario

Jocelyne Blais*
Foto: Vista de Taxco, México

Siempre camino unos 50 minutos para ir a mi trabajo y lo mismo para volver a mi casa. Mi camino es muy bonito.

Cuando salgo de mi casa, veo un gran parque y el río Ottawa. Camino en este parque un poco hasta un puente bastante alto y atravieso el río; en este lugar, el río es muy ancho. Cada día, el espectáculo que se me ofrece cuando cruzo el puente varía, depende de la estación. Por ejemplo, esta mañana, vi un muñeco de nieve muy grande exactamente en medio del río, ahí adonde, hasta ayer, había una de las pequeñas casitas temporales que, en el invierno, sirven para la pesca bajo hielo. Como es la tradición, el muñeco tenía una escoba en sus "manos"; la escoba en este caso era una larga rama de árbol. Los pescadores probablemente hicieron este muñeco cuando demolieron sus casitas: este muñeco me parece como una sonrisa a la llegada próxima de la primavera.

Cuando finalmente llegue la primavera, sé que desde el puente veré el agua cuyo color cambiará de acuerdo con el momento del día, del sol. También veré muchas barcas de diferentes tipos; me gustan especialmente las largas y estilizadas barcas de canotaje que se deslizan silenciosamente sobre el agua, propulsadas por ocho o diez hombres o mujeres.

A la salida del puente, cruzo otros dos parques: un parque público al lado de la embajada de la Arabia Saudita, un edificio grande muy especial que me parece misterioso, y otro parque privado, de un hospital. Cuando la temperatura ambiental lo permite, los enfermos y sus familias están afuera en el parque. Me gusta mucho ver los lazos que unen a estas familias con sus enfermos.

Después, mi camino me lleva por el barrio del mercado donde me gusta mucho ver a los vendedores que ofrecen sus productos afuera en todas las estaciones, por ejemplo: en el invierno, se venden decoraciones para la navidad hechas con ramas de pino y abedul; al principio de la primavera, venden productos comestibles obtenidos de nuestro árbol nacional, el arce, y después, venden las primeras verduras locales, como helechos que llamamos "cabezas de violas" y espárragos; en el verano, nos ofrecen "el cuerno de la abundancia" que se da en nuestra parte del país: fresas, particularmente las de la isla de Orléans, cerca de la ciudad de Québec; pequeños chícharos dulces, tiernas lechugas de todos tipos, rábanos, chayotes, pequeñas zanahorias y papas, sabrosos tomates, frambuesas, choclo, cerezas, melocotones, peras, uvas blancas y negras de la región de Niágara en el sur de Ontario, la región más caliente del Canada; en el otoño se venden múltiples variedades de manzanas: en esta estación cada semana hay una variedad particular.

Entre el mercado y el inmueble en el cual está mi oficina, camino por el centro de la ciudad de Ottawa. Así, cada día puedo admirar la arquitectura de los edificios del Parlamento Federal, del Museo Nacional de las Bellas Artes, o de la Catedral de Ottawa.

Todos los dias, al final de mi camino, cuando llego a mi trabajo o a mi casa, siempre he visto muchas cosas bellas.

*Estudiante de español, Intermedio 3, CEM-Polanco